sábado, 5 de marzo de 2011

¿Cambalache?

Francisco Javier Saldarriaga
Elcolombiano.com


"Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador".

Hace unos días acusaron a Ramón Ballesteros de compra de testigos y, a su vez, en un allanamiento a sus oficinas encontraron 120.000 dólares, cifra muy abundante de dinero, cuya procedencia debe explicar con claridad a las autoridades, con el fin de aplicar justicia cierta y equitativa para todos los colombianos.

Curiosamente, a este suceso parece que se le está echando tierra, no sé si por las autoridades, pero lo que sí es palpable es la ausencia de noticias nuevas sobre el asunto. En otras circunstancias, o si el implicado fuera un funcionario de la anterior administración, el festín y la duración del escándalo como encabezamiento de los noticieros sería como mínimo de una semana en los medios televisivos y radiales manejados por periodistas sesgados y asentados en la capital del carrusel. Comprar un testigo no es solamente ofrecerle 120.000 dólares para que atestigüe a favor o en contra de alguien. También se puede comprar ofreciéndole rebaja de penas, mejores condiciones en las cárceles, seguridad para su familia y, en fin, de tantas maneras que curiosamente se han aplicado ahora para atacar y desprestigiar personas que no son de los amores de jueces, fiscales, periodistas, capitalinos casi todos, y políticos corruptos e influyentes en esos órganos del poder público.

En verdad, la corrupción es el denominador común.

Pero ahora estamos en manos de la justicia en los medios y estos desde hace rato son los que investigan lo que les conviene, juzgan a quien no les da propina y condenan con todo el amarillismo que los caracteriza a quienes son los infortunados que caen en desgracia con ellos.

De verdad estamos en una etapa de la historia que origina dolor muy profundo en las gentes, que creemos que las leyes, los principios y los valores éticos deben primar sobre las conveniencias personales de aquellos que por cualquier circunstancia pueden incidir en la forma de aplicar la justicia o, peor aún, en los ataques a la integridad y la fama de los colombianos.

Aquí tiene buena fama o no lo atacan si da contratos, pauta en medios o unta a los directores de algunos de ellos; y el resto, sálvese como pueda.

Postre: ¿Cuántos abogados más no estarán incursos en estas prácticas?

Ya se mencionan algunos en los medios independientes y lejanos de las cadenas, afectas al nuevo estilo.

Sobremesa: Aún espero la respuesta al derecho de petición público (8/02/2011) al presidente Santos.

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