sábado, 26 de febrero de 2011

En defensa del ex presidente Uribe

Elmundo.com


El ex presidente Álvaro Uribe está en todo su derecho de defender su obra de gobierno, su persona y su familia, de los ataques, aleves y malintencionados, provenientes de viejos y nuevos malquerientes, que no contradictores, pues éstos le enfrentarían con argumentos y no echarían mano de la calumnia y la difamación, como sí lo ha hecho recurrentemente el señor Adolfo Pérez Esquivel, amparado en su condición de Premio Nobel de Paz y aprovechando cuanto foro de la extrema izquierda se organiza en América Latina o cuanta oportunidad le dan los medios de comunicación para darse vitrina a costa del buen nombre de Colombia y de su gobierno.

Antes de referirnos al nuevo ataque, que obligó al ex mandatario a entablar una querella judicial contra el Nobel argentino, vale la pena recordar al menos las más recientes ocasiones en que éste arremetió contra la persona que encarnaba la más alta dignidad de la República. El 15 de junio de 2008, declaró a la prensa que “para encontrar los caminos de la paz que necesita el pueblo colombiano, las Farc deben liberar a los secuestrados y el presidente Álvaro Uribe debe dejar en libertad a los guerrilleros presos”, y de paso criticó la supuesta debilidad de la OEA por no haber condenado el bombardeo contra el campamento de “Raúl Reyes” en Ecuador.

El 9 de julio de 2009, en declaraciones recogidas por la agencia Argenpress, tras deshacerse en elogios a su amiga Piedad Córdoba, “figura emblemática, no sólo para Colombia sino para América Latina”, a la que postuló ese año al Premio Nobel de Paz, se despachó contra el país y sus instituciones, diciendo que “es evidente la responsabilidad del Estado y del gobierno de Uribe apoyando a los paramilitares y a los parapoliciales (sic), generando una política de terror”. A la pregunta del periodista: “¿Usted considera que en las actuales circunstancias hay democracia en Colombia?” “No, en Colombia no hay democracia”. “¿Por qué lo dice?” “Cuando un Estado ejerce el terrorismo no puede haber democracia, y el Estado colombiano es terrorista y por lo tanto no hay democracia”. Aquí no se puede hablar de simple ignorancia sobre la realidad colombiana, sino de una deliberada mala fe del señor Pérez Esquivel, pues en ese momento estaba en marcha el proceso de desmonte del paramilitarismo y aplicación de la Ley de Justicia y Paz, bajo la supervisión de la OEA, y un año atrás el gobierno Uribe había extraditado a los grandes capos de las AUC. 

A fines de mayo del año pasado, con el evidente propósito de meter sus narices en el proceso electoral colombiano, el Nobel argentino recibió en Buenos Aires, junto a otros activistas de derechos humanos reunidos en la sede de su fundación Servicio de Paz y Justicia, al mayor (r) de la Policía, Juan Carlos Meneses. Este personaje, prófugo de la justicia colombiana e incurso en delitos de narcotráfico, llegó allí con el propósito de retractarse de lo que había sostenido durante 15 años acerca de la inocencia de Santiago Uribe, hermano del presidente, en el sonado caso de “Los 12 apóstoles”, el grupo paramilitar que delinquió en Yarumal en los años 90. Tras escucharlo, Pérez Esquivel declaró: “Haremos lo que nos corresponda como organismo latinoamericano para que nada quede en la impunidad, así como ocurrió en Argentina al juzgar a los represores de la dictadura, o en Chile cuando Pinochet terminó siendo juzgado en Gran Bretaña… En este caso, lo importante es hacer justicia, y que si debe juzgarse a Santiago Uribe y al Presidente, se haga”. Lo que no sabía o fingió ignorar el Nobel y sus amigos, es que existía un testimonio ante la Inspección General de la Policía y la Procuraduría, del coronel (r) Pedro Manuel Benavides, comandante en aquella época de la Policía en Yarumal, en el que denunciaba que Meneses, su antiguo subalterno, lo había buscado, en compañía de alias ‘Comba’, narcotraficante del norte del Valle, para que, a cambio de $500 millones, declarara en contra de Santiago Uribe.

El último ataque, que colmó la paciencia del ex presidente, fue en el marco del llamado foro internacional “Haciendo la paz en Colombia”, celebrado esta semana en Buenos Aires, en el cual Pérez Esquivel sostuvo que Uribe "no tenía vocación de paz" y lo acusó de mantener "vínculos con paramilitares", cantaleta que repitió en cuanto medio radial colombiano lo buscó, con ese ánimo amarillista y escandaloso que tanto hemos criticado. Con toda razón, el doctor Uribe, a través de las redes sociales, lo acusó de “promover el terrorismo”, de “hacerle mandados a las Farc” y de actuar como un “difamador al servicio de terroristas colombianos”, y de contera, presentó ante la Fiscalía una denuncia por injuria y calumnia contra el argentino, pues, como dice su apoderado, Jaime Lombana, es la única manera de que brille la verdad y se restituya la honra del ex presidente Uribe, con quien los colombianos debemos solidarizarnos en momentos en que es víctima de la gavilla de la extrema izquierda internacional.

viernes, 25 de febrero de 2011

Acaben con eso

Elcolombiano.com

Desde hace varios años, el papel desempeñado por el Consejo Superior de la Judicatura viene siendo cuestionado. La finalidad que tuvo la Constitución de 1991, al crearlo y otorgarle diversas competencias en dos salas -la Administrativa y la Jurisdiccional Disciplinaria- no se ha traducido, en los hechos, en una mayor eficiencia en la administración de justicia, ni en una puesta en operación del aparato judicial con medios suficientes para prestar un buen servicio.

En 1991, los constituyentes colombianos confiaban en que conformando dicho Consejo con dos salas, integradas por juristas con rango de magistrados de alta Corte, se podría dar un manejo gerencial y ejecutivo a la Rama Jurisdiccional, y establecer una alta instancia para los procesos disciplinarios adelantados contra los funcionarios judiciales y los abogados. Pronto la inexorable realidad del clientelismo, propiciado también -y de qué manera-desde los Gobiernos y el Congreso, permeó a sus anchas todos los resquicios de la institución.

Las dudas y polémicas sobre su funcionamiento no son nuevas. Se sabe que allí han hallado cómodo asiento desde exmagistrados cesantes de las otras cortes que no se resignan a perder su estatus, hasta exparlamentarios no destacados precisamente por sus óptimas calificaciones en materias jurídicas. Y allá, también, han tenido cabida, vía tutela, las más extrañas pretensiones de poderosos intereses, que han encontrado en sus fallos acomodo a través de sospechosa jurisprudencia, casi siempre en contravía de las decisiones de los otros tribunales.

Ahora, informaciones recientes nos evidencian una superación del nivel de desfachatez que han alcanzado algunos de sus magistrados, en el asunto del "carrusel" de nombramientos efímeros para reclamar pensiones que le costarán al fisco miles de millones de pesos. Sus miembros se defienden aduciendo que todos esos nombramientos se hicieron "conforme a la ley". Es posible. Pero no podrán justificar nunca que el espíritu de esa misma ley, lo han violado sin recato. Cualquier jurista respetable -de esos que tanto echamos de menos en las Cortes- les podría explicar cuál es la frontera entre ceñirse a la letra de la norma, y desconocer absolutamente los valores superiores de la justicia y la decencia. No están solos, empero, en su desafiante actitud.

Hace varias semanas, unos informes periodísticos ilustraban el continuo periplo turístico de varios magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Destinos exóticos, con objetivos bien particulares: aprender del sistema garantista en regímenes totalitarios, por ejemplo. El recorrido por los manejos poco presentables de las altas cortes puede resultar desolador, y será tema de un próximo editorial, al analizar la necesaria e inaplazable reforma a la Justicia.

El Gobierno, a través del Ministro del Interior y de Justicia, parece firme y decidido, por lo menos hasta hoy, para proponer la eliminación del Consejo Superior de la Judicatura. Apoyamos esta medida, sabiendo que no será fácil su aprobación en el Congreso, desde donde se manejan buena parte de los hilos que tienen enredado de forma irremediable el funcionamiento de aquel órgano.

jueves, 24 de febrero de 2011

Comercialización de testigos


Diego Palacio B.
Elcolombiano.com

Tiene razón la Corte Suprema de Justicia en sentirse indignada y seriamente preocupada por el cambio sistemático en las versiones de algunos testigos. Parece que hay grupos especializados en ofrecer los testimonios a la "medida del cliente".

El caso del abogado Ramón Ballesteros, recientemente detenido por sobornar a un testigo para favorecer a uno de sus clientes, no sólo es bochornoso, sino que evidencia la existencia de un cartel cuyo objetivo es el de crear, acomodar y, si es necesario, rectificar testimonios.

El cometido, como vimos en el "caso Ballesteros", era favorecer a determinados acusados y desprestigiar al reconocido magistrado auxiliar Iván Velásquez. Una campaña de desprestigio que muchos funcionarios, entre los que yo me incluyo, han sufrido en carne propia.

Por eso aplaudo la decisión inaplazable de hacer una exhaustiva y minuciosa revisión de los testimonios. Empezando, por supuesto, por la excongresista Yidis Medina, quien además de ser una experta en cambiar las versiones, resultó clienta y testigo de Ballesteros en el sonado caso del exsenador Luis Alberto Gil.

No hay que olvidar que el 21 de agosto de 2007, la excongresista Yidis Medina aseguró en una entrevista en Vanguardia Liberal y lo ratificó en el programa Pregunta Yamid , que había visto al exsenador Gil tomando whisky con los paramilitares. Sin embargo, el 13 de enero de 2011, casi que en los mismos días cuando su abogado Ballesteros sobornaba al testigo protegido, Yidis Medina (también defendida por Ballesteros) se retractó con su habitual frescura, alegando que no lo vio, sino que le contaron. Un reversazo más en la larga lista de contradicciones descaradas que la excongresista ha hecho sin el menor pudor.

Ojalá que la justicia llegue hasta el fondo, y sin excepciones, en este tráfico descarado de testigos, en el que las versiones se cambian y acomodan al gusto del cliente. Ojalá también se escarbe lo suficiente para responder a interrogantes que a muchos nos inquietan, como por ejemplo:

- ¿Hasta dónde llegaba la influencia del abogado sobre Yidis Medina? Recordemos que en palabras del mismo Ballesteros, él se había convertido en su inspirador y conductor y hacía todo lo que él le sugería.

¿Es posible que el abogado presionara o motivara a Yidis para que cambiara su testimonio a favor de su otro cliente? Lo cierto es que, o Yidis mintió ante los medios, o mintió ante la Corte.

- ¿Es cierto que Ballesteros era muy amigo de importantes funcionarios de la Fiscalía y que su esposa fue nombrada Jefe de Control Interno? ¿Qué papel o influencia jugó su esposa en los casos en que participaba el abogado?

- ¿Por qué apareció Alfredo Serrano como la persona elegida por Yidis para la elaboración de un libro y también aparece como contacto entre el abogado Ballesteros y el paramilitar que pretendían comprar? ¿No son demasiadas coincidencias y contradicciones para que sean tenidas en cuenta, y la justicia actúe?

-Un último apunte para el periodista Coronell, que intentó politizar la discusión ubicando a los protagonistas en determinados partidos políticos: los delincuentes no tienen ideología sino simple oportunismo, y los periodistas verdaderamente independientes no evitan mencionar los reversazos y contradicciones de testigos conocidos, como Yidis Medina.

El Angelino de la guarda

Cristina De Toro R.
Elcolombiano.com

En el recién terminado paro de camioneros, aunque todos los actores que intervinieron salieron perdiendo, puede decirse que el Gobierno fue el que salió más mal librado de todos.

Aparte de no haber conseguido la eliminación de la polémica tabla de fletes (herencia del expresidente Ernesto Samper y razón de ser de la protesta), ahora no solamente tendrá que entrar a renegociarla, sino que, además, le va a tocar también pactar los costos de los peajes, de los combustibles, de la chatarrización de vehículos, de los comparendos de más de tres años, etc.

Y, lo que es más grave todavía, que el desafortunado evento puso en evidencia que dentro del gobierno de la Unidad Nacional, de armonía y de unión, más bien poco.

Si es cierto, como dicen algunos, que la intervención del vicepresidente Angelino Garzón en el paro, a pesar de la incomodidad que generó por haber pasado olímpicamente por encima del ministro de Transporte, Germán Cardona, quien había asumido la férrea postura de no negociar bajo presión, contribuyó de momento a resolver el problema, (posponerlo diría yo), igualmente cierto es, que sus intromisiones que ya se volvieron recurrentes y, en temas que les competen exclusivamente a los ministros, han empezado a generar, con toda y sobrada razón, mucho malestar.

Si se cree que al frente de cada ministerio está la persona que el presidente Juan Manuel Santos consideró idónea para desempeñarse en el cargo y que, al trabajar consecuentemente con las políticas del gobierno que representa, cuenta con la suficiente autonomía y poder de decisión, no se entiende cómo el vicepresidente Garzón cada que se elaboran decretos o se toman medidas que a su juicio son inconvenientes, interfiere e imprudentemente hace pública su opinión.

Ahora bien, aunque en la Constituyente del 91 quedaron, más o menos esbozadas, las poquísimas funciones que tiene el Vicepresidente de la República, se infiere que el Presidente sí debe tener claro cuáles tareas le asignó.

Qué bueno fuera entonces, que a sus ministros, a los Gremios Nacionales, y a los colombianos, en general, nos participara de ellas para evitar así las engorrosas situaciones que se han venido presentado y que han dejado ya a algunos de sus ministros como unos solemnes segundones.

Nadie desconoce las bondades que asisten al vicepresidente Angelino Garzón, quien como buen sindicalista que fue, posee además de sus facultades profesionales, una importante capacidad para la mediación, condición ésta que sin duda puede ser de gran ayuda en la resolución de conflictos.

Sin embargo, sabemos también que el vicepresidente Garzón hace mucho rato tiene agenda política propia y le viene apostando a fortalecer su cuadro político y su imagen de estadista, con miras a una candidatura presidencial futura.

Entonces, si este proceder no se corrige inmediatamente y el Vicepresidente continúa imponiendo sus argumentos populistas, por encima de las decisiones técnicas que requiere el Ejecutivo para la implementación de su plan de gobierno, ese que hoy muchos ven como el Angelino de la guarda del presidente Juan Manuel Santos, pasará a ser el responsable de la pérdida de seriedad y confiabilidad de las políticas públicas del actual Gobierno.

Chávez comparó a Gadafi con Simón Bolívar


Por la reivindicación de Teodora: Marcha del 4 de marzo

Raúl Lombana Hernández



El próximo 4 de marzo, un grupo de valerosos colombianos ha decidido convocar a una gran marcha en contra del secuestro. Ese día, los marchantes saldrán a las calles a exigir no más secuestros, no más FARC e implícitamente no más Teodora. Este día debe ser la reivindicación de que la susodicha tiene vínculos, que han sido demostrados, con la estructura terrorista, es decir, es una de ellos.

Hasta hace poco, Teodora, integrante del poder legislativo colombiano, actuaba al interior de la sociedad en la causa pro terrorista. Durante mucho tiempo combinó su responsabilidad legislativa con periplos pro FARC. Hay un sinnúmero de videos, que inclusive fueron de conocimiento público, sobre la apología que hacía, esta ex miembro del congreso, de la organización criminal. Su reiterada presencia en foros nacionales e internacionales que buscaban lograr insertar a esta estructura terrorista en la civilidad y a la par sacarlos de la lista de terrorista de la comunidad internacional ratificaban ya no solo su afinidad sino su participación como integrante activo de esa organización.

Antes de seguir, el pueblo colombiano confirmó de quien era Teodora desde que los computadores del abatido alias Reyes ratificaron los indicios que tenían los organismos de seguridad del estado sobre la participación activa de la susodicha en acciones pro terrorista. Además, así los seguidores de la susodicha se rasguen las vestiduras y la organización de las FARC subvencione ataques en contra del fallo de la procuraduría no podrán quitarse el duro golpe asestado por la institucionalidad colombiana. La Procuraduría General de la Nación después de exhaustivas investigaciones concluyó a través de una providencia de que la ex senadora es Teodora de Bolívar. Esto no es invento del colombiano del común ni mucho menos se atenta en contra de la dignidad de la susodicha al llamarla TEODORA. Qué la Corte Suprema de Justicia actúe de forma omisa y no la juzgue no quiere decir que ella deje de ser TEODORA.

Durante muchos años las FARC se valieron de esta estrategia y de personajes que jugaban a doble banda para obtener dividendos políticos y de esta manera camuflar su accionar criminal con intenciones loables. Los embates de la estructura terrorista se hicieron en todos los niveles de la sociedad. Fieles al libreto de la combinación de todas las formas de lucha, esta agrupación permeó varios estamentos de la institucionalidad.

Colombia vivió sumergida durante décadas en debates injustificados sobre el carácter político de las acciones en contra de la sociedad civil que acometía la organización criminal de las FARC. Al interior de los poderes públicos de la nación se hizo eco a las acciones de esta estructura terrorista. Aún más, muchos miembros de la sociedad colombiana se alimentaron de ser los mediadores entre la sociedad y esta organización ilegal. Peor aún, para muchos de estos personajes públicos colombiano era un honor actuar de mediador y ser aceptado por las FARC como tal. Hasta el punto vergonzoso de que algunos de ellos se endilgaban el rótulo de “amigos” de estos terroristas. Para reírse a carcajadas, uno de ellos decía que él era la llave: ¡Tremendo disparate!

El pueblo colombiano fue testigo de esta connivencia entre los actores armados ilegales y un sector, afortunadamente pequeño, de la sociedad que buscaba por todos los medios posibles el reconocimiento político a las acciones impetradas por esta estructura terrorista en contra no sólo de la institucionalidad colombiana, sino también en contra de la población civil.

Quién no recuerda, como si fuera hoy, el accionar violento que se dio durante décadas. Los ataques indiscriminados en contra de la población, representados en tomas a municipios, secuestros masivos extorsivos y toda clase de vejamen que sufrió el pueblo colombiano.

La dirigencia política de la época no estuvo a la altura de las responsabilidades encomendadas por la Constitución Nacional. En vez de pasar de la defensiva a la ofensiva, el estado colombiano sucumbió casi por completo a estas impetraciones llevadas a cabo por las FARC. Los miembros agazapados de las FARC al interior de la sociedad aprovechaban estos momentos para exigir negociación con esta organización. El estado de derecho era violentado sistemáticamente por los terroristas, mientras los representantes del estado se postraban ante los engaños de hacer la paz con estas organizaciones criminales.

Las FARC, durante año ha utilizado el secuestro no sólo como nutriente de sus recursos económicos, sino también como arma de combate para presionar a la sociedad. Esta estrategia le ha dado resultados políticos. Teodora utilizando la liberación de los secuestrados como accionar de su proselitismo pro FARC ha intentado despertar la solidaridad nacional e internacional. Los shows mediáticos amplificados por los medios de comunicación buscan lograr el convencimiento de la sociedad de que la salida al conflicto es mediante el diálogo. Por lo tanto, es que no hay entrega unilateral de secuestrados sin que los recién liberados recen el libreto pro diálogos con las FARC.

La presión que ha venido ejerciendo la tropa gubernamental a esta estructura terrorista los lleva a que arrecien su presión a la institucionalidad para lograr “diálogos de paz” que busquen quitarle la intensa persecución a que son sometidas desde el gobierno del ex presidente Uribe y que ahora el presidente Santos ha seguido de forma contundente.

La campaña de la FARC no sólo se hace al interior de Colombia, sino también en el extranjero apelando a organizaciones pro terrorista internacionales, probablemente financiadas con recursos de esta organización, que buscan tergiversar la realidad colombiana. Aún más, estas ONG internacionales quieren hacerle creer todavía a la comunidad internacional de que las acciones de esta estructura terrorista son políticas y loables, y que sólo buscan mejorar las condiciones sociales del pueblo colombiano. Pero, afortunadamente, por el bien de la sociedad colombiana, día a día estas acciones se vuelven estériles, debido a que los países europeos también están enfrentando desafíos internos graves.

Así que la marcha del 4 de marzo debe superar con creces a la marcha del 4 de febrero de 2008 cuando millones de colombianos y de extranjeros salieron a las calles a condenar y decirle a esta estructura terrorista que ya no cabe en el mundo.

Por último, la marcha también es una oportunidad para decirle a Teodora que sushow y sus esfuerzos por tratar de engañar a la sociedad con liberaciones engañosas ya el pueblo colombiano no las tolera más. En pocas palabras que recoja su carpa, es decir, no más circo. Qué busque otra forma de vida. La sociedad colombiana la aborrece en demasía y no confía en ella. En pocas palabras, la susodicha está proscrita del territorio nacional por parte del colombiano del común.

Próxima reflexión: “Las Enaguas de Chávez: Por cuenta de la sacudida que sufren algunos países árabes, el mandatario venezolano se va a convertir muy pronto en la buhardilla en donde van a terminar escondidos estos gobernantes”

Ballesteros


Fernando Londoño Hoyos
Eltiempo.com


Mientras más acercaba su cara a la del bandido que tenía en frente, de mejor calidad era la filmación y más perfecto el sonido. Queriendo extremar la privacidad del crimen que cometía, el desgraciado multiplicaba su publicidad.

Se hizo Ramón Ballesteros a la sombra de Horacio Serpa y obró, según cuentan, como su secretario privado en las jornadas dolorosas del Proceso 8.000.

Solo un patronato de tales alcances puede explicar que llegara a ser director alterno del Partido Liberal, ese mismo que ha guardado tan meticuloso silencio en este asunto. Siendo egresado de la Universidad Autónoma, se instala raudo en una cátedra en la Universidad Externado de Colombia, la que con su callar también autoriza graves sospechas. ¿Quién lo llevó tan alto y tan aprisa?

Lo hallamos en la exclusiva lista de quienes concurren a la Casa de Nariño para celebrar el triunfo de otro personaje, Mario Iguarán, de condiciones muy parejas a las suyas. No resulta tan sorprendente, entonces, que la esposa de don Ramón encuentre alero de cobijo como empleada de la Fiscalía. Lo que no impedirá, parece que al contrario recomendaría, que nuestro hombre acampare en ese organismo para apoderar las mejores causas que por allá se ventilaren.

Los abogados que se prestaron para conspirar en la mayor estafa cometida en la historia de Colombia, la de DMG, encontraron que Ballesteros era el personaje ideal para guiar la estratagema por dentro. Aquí surge su cercanía con Jaime Bernal Cuéllar, y otros personajes sacados de la misma cantera, para diseñar el sistema que mejor conviniera a la colosal pirámide.

Esa congregación de caballeros del ideal consigue tres cosas fundamentales: que con el nombre de David Murcia Guzmán como garantía se les pudieran robar más de dos billones de pesos a centenares de miles de colombianos codiciosos e incautos; que el Fiscal guardara silencio por el tiempo suficiente para que el desfalco ganara colosales dimensiones; y que descubierto el fraude, tan tardíamente como convenía, la acusación de la Fiscalía llegara por la insignificante conducta de la captación ilegal de depósitos del público.

No faltaron sino la estafa y el concierto para delinquir, figuras que en ninguna parte del mundo se ahorran cuando de estas conocidas trapisondas se trata.

Cuando el ordenado equipo en el que Ballesteros empezaba a ser infaltable urdió la trama de la 'Yidispolítica', lo encontró ideal para la misión. Nadie parecía más a propósito para tratar de organizar, sin la menor vergüenza, a la torpe, insaciable y amoral Yidis, que irrumpe en el escenario, a veces vestida y a veces no, con sus mentiras grotescas y su desenfado sin par.

Es posible que a Ballesteros se le fuera la mano. El número de las contradicciones de la histriónica diablesa excede todo margen de lo razonable. Hasta nuestra Corte tendría problemas para basar condenas en sus dichos.

Ballesteros no descansa. Mejor dicho, no descansa su ambición. Y aparece interviniendo en el tema del tercer canal de televisión, probable motivo para la parquedad noticiosa de los dos ganadores sobre este tema. Y remata la jurídica faena con su salto al ruedo de la 'parapolítica', donde padeció la cornada que comentamos.

Pero no es todo. Porque lo incluyen como candidato al Ministerio de Justicia. El otro era Alfonso Gómez Méndez, lo que permite el remate de la faena: Ballesteros ya fue su tesorero de campaña. Otro patrocinador de quilates para un peón dispuesto a cualquier brega. No es frecuente, pero los peones también caen a veces entre las astas del toro. Solo que la cuadrilla corre al auxilio y Ballesteros apenas es acusado por el delito de soborno. La misma técnica que en DMG. Y los mismos técnicos, sin duda.

miércoles, 23 de febrero de 2011

PETICIÓN URGENTE AL PRESIDENTE DE COLOMBIA


Doctor
Juan Manuel Santos Calderón
Presidente de la República

REF: DERECHO DE PETICION
Señor Presidente,

Los ciudadanos colombianos abajo firmantes nos solidarizamos con nuestros compatriotas víctimas de secuestros, homicidios, genocidios y otros crímenes atroces perpetrados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), tipificados en la legislación colombiana y en los tratados internacionales firmados por Colombia como delitos de lesa humanidad. Así mismo respaldamos la labor que con sacrificio y entrega hacen los miembros de las Fuerzas Armadas de Colombia en favor de la seguridad de sus conciudadanos en campos y ciudades.


Queremos también manifestarle nuestra creciente preocupación por el notable de recrudecimiento de la violencia, el deterioro de la seguridad en nuestras y el incremento de la delincuencia común y de bandas criminales, que amenazan la vida, honra y bienes de nuestras familias.


Esta situación no la habíamos vivido hace más de 4 años, cuando la política de seguridad democrática del doctor Álvaro Uribe Vélez había producido visibles frutos en la confianza, tranquilidad y seguridad de la población colombiana, situación aquella que nos llena de preocupación.


Por otra parte, como es de público conocimiento, algunos sectores políticos en cabeza de la ex senadora liberal Piedad Córdoba han recurrido a la comunidad internacional para presionar al gobierno colombiano que acepte la propuesta del máximo cabecilla de las Farc, Alfonso Cano de sentarse a negociar en un nuevo proceso de dialogo con ese grupo terrorista, posibilidad que no ha sido rechazado por usted dejando abiertas las puertas del dialogo.


Queremos recordarle, señor Presidente, que las Farc son una banda criminal, narcotraficante, terrorista, y autor de delitos de lesa humanidad, por lo cual seria inadmisible moral, política y jurídicamente que el Gobierno, en nombre del Estado colombiano, deje abierta la posibilidad de iniciar diálogos con esta banda. Aún, si ellos dejaran el secuestro, el terrorismo y el narcotráfico, los crímenes cometidos durante más de seis décadas representan actos de ferocidad y barbarie no pueden ser olvidados por la sociedad colombiana, ni mucho menos sujetos de perdón por parte del Estado, al contrario, por lo que deberan ser castigados con toda la severidad y el rigor de la ley.


Si su gobierno desea realmente pagar la deuda moral con las victimas hágalo aplicando el peso de la justicia a estos criminales, sin concederles la posibilidad de ser interlocutores válidos ante el gobierno, la sociedad o el Estado. Las Farc no son un grupo alzado en armas con objetivos políticos ni reivindicaciones sociales, ni defienden los intereses del pueblo; al contrario son los asesinos y secuestradores del pueblo colombiano.


Ni la sociedad ni el Estado pueden someterse a las presiones criminales para que se negocie el régimen político, económico y social de toda una nación, como si fueran interlocutores válidos para representar los intereses del pueblo colombiano, trabajador, honesto y cumplidor de la ley.


Señor Presidente, recuerde las acertadas palabras del ilustre ex presidente Guillermo León Valencia el "Presidente de la Paz", que hoy tienen plena vigencia: “El diálogo existe mediante una diligencia judicial que se llama indagatoria, en la cual el representante del Estado es el juez”. Este es el único dialogo que aceptamos los colombianos con los narcoterroristas de las Farc.



Le pedimos como ciudadanos colombianos en ejercicio de sus derechos constitucionales, que haga todo lo que sea necesario para consolidar la política de seguridad nacional como una política de Estado que mantenga la tranquilidad, seguridad y confianza que estamos recuperando y que por más de 60 años los bandidos nos las han negado, y sea la derrotar militar o la rendición incondicional de las Farc la única salida a tantos años de violencia y terror.


De usted el Pueblo de Colombia,

Trono moral (III)

José Obdulio Gaviria
Eltiempo.com

La academia y el periodismo de opinión de Colombia tienen aplazada una tarea fundamental: hacer más contacto directo y permanente con la oficialidad. Hay muchos prejuicios. De hecho, en el Caguán, la 'sociedad civil' convivió alegremente, rumbió y enamoró con los guerrilleros, pero -aseguran los testigos- mantuvo distancia -entre hostil, desconfiada y despectiva- con los soldados.

En algunos ambientes 'exclusivos' -en el sentido de que las facturas son muy costosas- miran de reojo, como a apestados, a quienes nos declaramos, franca y decididamente, partidarios y admiradores de la Fuerza Pública. Eso no implica, ni más faltaba, que cohonestemos los delitos o faltas que pueda cometer alguna unidad. En todo conglomerado -máxime si tiene más de 240.000 miembros- habrá, necesariamente, ovejas negras y descarriadas. Pero sí que es bien lejano a la realidad el prurito de que respetarlos y quererlos nos define como fascistas; y que odiarlos es un elevado atributo que reputa y enaltece a la izquierda.

Pude expresarle directamente -sí que me alegra- al general Bocanegra mi sincera admiración y comunión de ideas. Lo habían conmovido (así lo dijo) mi artículo '¿Premio de paz?' (EL TIEMPO, 02-02-11) y los dos programas de CableNoticias, en los que el jurista Jaime Restrepo ilustró al mundo, con pruebas, sobre las andanzas de cierta oenegé ducha en practicar la 'combinación marxista de las formas de lucha'.

El General quería que habláramos personalmente. Acepté su invitación para desayunar y, el viernes 11, muy temprano, llegué a su puesto de mando de la V Brigada. La conversación, alternada con leves interrupciones para mandar -como Dios manda- a sus subalternos, giró sobre la guerra política con la que, sentía él, se acosa inmisericordemente a las Fuerzas Armadas: "La justicia politizada, o 'miedosa de que la asen' los medios de comunicación -así lo dijo el General, entre irónico e indignado, citando el milagro pero no al 'santo' autor de tamaño e infeliz tropo-; y el silencio, el miedo, o la complacencia de los medios, nos están ganando la batalla crucial: la del dominio del 'trono moral' ". -Yo escribí sobre ese trono -anoté. "Por eso lo menciono, porque leí sus dos artículos y espero alimentar con mis ideas el tercero". El general, acompañado por otros juiciosos y concentrados militares, me describió con detalles esclarecedores cómo las Fuerzas Armadas, con amplia cooperación de la ciudadanía, estaban creando una nueva patria para miles de colombianos en la extensa circunscripción de su Brigada. "Después de décadas de prédica incendiaria y ejercicio del terror de las organizaciones armadas, las aguas están regresando a su curso -dijo-. Y lo mejor, es que hay muchos empresarios que invierten, traen progreso, crean fuentes de ingreso. Esa es la razón por la que quería hablar con usted y con el doctor Jaime; porque nuestra labor quiere ser desacreditada y perseguida por aquellos a quienes la seguridad democrática derrotó, aquellos que quisieran ver el regreso triunfal de 'Gabino' y 'Pastor Alape'; aquellos a quienes les da urticaria ver a los capitalistas que pagan salarios y prestaciones normales a los trabajadores que reforestan estas tierras que ellos inundaron con matas de coca, cuya erradicación intentaron sabotear". Había mucho que tratar con el General, pero como le hacían cosquillas en los oídos las aspas del helicóptero que iba a trasladarlo a Montes de María, le propuse que nos reuniéramos la víspera del Taller Democrático de Bucaramanga. -Claro -me dijo. Lo espero aquí el viernes en la noche.

Y llegué; pero a sus exequias. Ese día murió en la batalla cotidiana: la del cumplimiento del deber. En Bucaramanga, luego en Bogotá, miles de personas lo despidieron entre lágrimas y aplausos, las únicas recompensas que nos exigen los héroes, aquellos que siempre están dispuestos al máximo sacrificio.

Amarga historia

Fernando Londoño Hoyos
Lapatria.com

En la liberación de los últimos secuestrados, hicieron las Farc cuanto les vino en gana. Lo más grave es que no sabemos cuánto hicieron. Porque ellas no suelen contar la parte íntima de sus marrullas y porque el Gobierno cuenta menos.

Las Farc se propusieron restablecer a su socia y amiga del alma, Piedad Córdoba, y lo hicieron. Su complicada imagen llenó todos los noticieros y sus reportajes se oyeron en todo el planeta. Una persona condenada disciplinariamente por incrustarse en ese grupo guerrillero, por servirle de mentora y guía, por compartir su causa, de pronto resucita como el personaje definitivo de la política colombiana. Primer asalto para las Farc.

Las Farc escogen a los que ha de liberar, seleccionándolos entre su más nuevo inventario y guardando en reserva el que políticamente le parece interesante. El Gobierno acepta sin reservas. Segundo asalto para las Farc.

Las Farc escogen los lugares de entrega. Porque ya no les basta con uno solo. Por secretos designios que conserva en la sombra, quiere que el Gobierno le despeje tres, estratégicamente los más sensibles. Villavicencio, Florencia e Ibagué componen un triángulo donde están comprendidos todos los sitios fundamentales para la guerrilla. El Gobierno acepta. Tercer asalto para las Farc.

El Gobierno exige austeridad publicitaria, para evitar que las liberaciones se conviertan en pretexto de aprovechamientos políticos. Quedan prohibidos los medios de comunicación en el operativo. Pero Piedad Córdoba invita a Telesur, la de Chávez, que acompaña la misión con pleno desenfado y saca al aire lo que de su viaje le interesa. El Gobierno se come en silencio esta nueva afrenta. Cuarto asalto para las Farc.

Hay una zona del país que las Farc quieren despejar, y que es una de las más sensibles para el equilibrio de las fuerzas y de las más golpeadas por la guerrilla. Quiere el Cauca. Para eso monta la farsa de las coordenadas equivocadas, que se convierte después en la supuesta chambonería de los pilotos brasileros, a los que acusan sin la menor vergüenza de no saber interpretar unas coordenadas. El Gobierno se molesta, patea, amenaza y acepta. Quinto asalto para las Farc.

El Gobierno exige, una y otra vez, la inmediata e incondicional liberación de todos los secuestrados. Nunca dice si todos quiere decir todos, lo que comprendería a los infelices colombianos que están en poder de esos bandidos con finalidades de extorsión, para alimentar la guerra. Las Farc se hacen como que no oyen y nadie critica su sordera ni su crueldad. Los países vecinos siguen en la línea de no declararlas organización terrorista. Chávez y Correa repiten lo de siempre, esto es, que son insurgentes que merecerían el premio de reconocimiento internacional. ¡Yesos son los amigos! Asalto final para las Farc.

Después de señalar estas victorias ostensibles de los narco terroristas farianos, solo queda despejar la última incógnita. La que probablemente quedará sin resolver por mucho tiempo. Se refiere, claro está, a lo que hizo Alfonso Cano, el jefe máximo que se encontraba en el despejado Cañón de las Hermosas. En sus primeras y repetidas intervenciones, el presidente Santos declaró probable su fuga del lugar donde el Ejército decía tenerlo acorralado. Bien se ve que después le cambiaron el guión para que dijera que esa fuga era imposible y que ni majaderos que fueran, para dejarlo escapar. Para más señas, dijo el doctor Santos que le respiran en la nuca y el pasado sábado lo dieron por muerto.

Pero no hay tal. Lo de la respirada en la nuca es un decir, y lo del muerto una ilusión. Cano sigue perdido, solo que ahora no se sabe dónde. Lo que nadie podrá suponer, es que las Farc prepararon lo que prepararon, consiguieron los despejes que consiguieron, armaron la patraña del sexto liberado y de las coordenadas mal leídas, para nada. Algo se traían entre manos. Tal vez algún día lo sepamos. Algún día en que ya no valga la pena saber si ahí radicó el último y principal asalto ganado por las Farc.

martes, 22 de febrero de 2011

¡Gracias Uribe!

Alberto Bernal León
Larepublica.com.co


Los últimos ocho años se pasaron como un suspiro. Pero este suspiro es quizás el más importante que ha visto Colombia desde la emancipación del colonolialismo español.

No lo digo yo. Lo dicen extranjeros de talla mayor, como Michael Geoghehan, el presidente mundial de Hsbc quien decidió incluir a Colombia entre los países Civets, que es la segunda generación de los Bric`s. Más importante aun, lo dicen las estadísticas. Y también lo decimos algunos (no todos) Colombianos. Nunca se me va a olvidar una conversación que tuve con unos amigos Colombianos a eso de Julio del 2001. Ya en esa época estaba viviendo en Nueva York, recién graduado y apenas aprendiendo a hacer análisis económico. Ya entrada la noche y después de muchos vodkas, la conclusión del grupo de amigos, que llevábamos tomando desde el mediodía de ese domingo, fue simple: "Colombia se jodió muchachos. Colombia no tiene futuro. El próximo presidente va a ser algún personaje de las Farc que va a salir de la asamblea constituyente que se viene. Mejor dicho, apague y vámonos". La revista Foreign Affairs ya había declarado a Colombia como un estado fallido. Pero se nos dio el milagro y llego Uribe al poder, y al fin no nos toco apagar las luces. Toco fue comprar más bombillos para darle espacio a que se lucieran todos los avances de los últimos ocho años. Esta columna está dirigida al lector que tiene la honradez intelectual de aceptar los números.

Ya estoy suficientemente curtido como para saber que no vale la pena discutir cuando se parte de la premisa, sin sustento posible, de que los números del Banco Mundial o del Dane están manipulados. Esta columna tampoco busca la lectura de individuos que comienzan una discusión sobre la política social diciendo "que hoy en día sigue habiendo gente con hambre en Colombia". Poner una meta de cero pobreza como única meta que genere satisfacción, cuando al comienzo del periodo de Uribe esta pobreza alcanzaba el 57 por ciento de la población, es un argumento patético y demuestra pensamiento utópico.

Los logros económicos de la era Uribe: (1) La cantidad de empleados en Colombia paso de 15 a 18,5 millones de personas, un incremento del 23 por ciento en el número de empleados, comparado con un incremento de la población del 16 por ciento en ese mismo periodo; (2) La tasa de inversión nacional paso del 13,1 por ciento en el 2001 al 25,8 por ciento en este momento, y la inversión extranjera paso del 1 por ciento del PIB al 4,5 por ciento del PIB; (3) el crecimiento potencial paso de 2 por ciento en el 2001 a 5 por ciento en este momento, lo que implica que Colombia hoy en día dobla el tamaño de su economía cada 14 y no cada 34 años; (4) se paso de 50 kilómetros en doble calzada en el 2002 a 1,000 kilómetros hora; (5) la cobertura básica en educación paso del 57 por ciento en el 2002 al 100 por ciento hoy; (6) la cobertura en salud paso del 23 millones en el 2002 a 43 millones en el 2010; (7) bajo la metodología de la Cepal, la pobreza baja de 44 por ciento en el 2002 a 30 por ciento en el 2009. (8) Según Naciones Unidas, Colombia, Perú, y China son los países que más avanzaron su Human Development Index en el 2009. (9) Colombia paso de estar en la cola del mundo en términos de facilidad de hacer negocios a estar en el puesto 37 entre 183 países en la medición del 2010, muy por encima de Chile (puesto 49).

Klaus Schwab, Presidente del Foro Económico Mundial dijo recientemente que "Colombia es el caso de transformación más increíble de la historia mundial." Como dice la publicidad bancaria, "todo puede ser mejor..." Pero por el amor de Dios, seamos justos en la crítica. Gracias Presidente Uribe, y gracias Señor Ministro De Hacienda Zuluaga. Que Dios les pague su dedicación.

Ciudadanos que sepan y gobierno que informe

Paloma Valencia Laserna
Elespectador.com

El gobierno del Presidente Santos es difícil de interpretar. A veces parece que el Presidente dice lo que esperamos escuchar, y desde su gobierno se hacen o pasan cosas distintas. Al final nadie logra comprender cómo estamos actuando o siquiera qué está pasando.

En el paro de los transportadores, por ejemplo, el gobierno defendió la eliminación de la tabla de fletes como una medida necesaria para la competitividad. Fue enfático en decir que no retiraría los decretos. Se dijo, además, que no se negociaría hasta tanto los camioneros no despejaran las vías. Sucedió lo contrario; la negociación se hizo con varias arterias de la capital taponadas y miles de personas afectadas. Los decretos fueron derogados y los camioneros recibieron, además, la promesa de la caducidad de las multas de transito con más de tres años. Al día siguiente el gobierno advirtió que aún sin los decretos, las tablas de fletes serían derogadas.

En el tema de las liberaciones el comportamiento del gobierno también fue errático. En sus intervenciones el Presidente dijo que no aceptaría que las liberaciones fueran shows. Las coordenadas que dieron las FARC eran erróneas, así que el cese de actividades militares se dio en el departamento del Tolíma y las liberaciones programadas se retrasaron. Muchos especularon sobre la fuga de Cano, el mismo presidente Santos dijo que era posible. Uno o dos días después los periódicos titularon que Cano estaba bajo el fuego de los militares, y Santos aclaró que sabía dónde estaba Cano.

No hay claridad en las decisiones, los discursos y los hechos. Ambos casos son desconcertantes. Todo parece oscuro. Pueden tejerse mil y una explicaciones. Recogiendo medios y opiniones tenemos: No hubo negociación sino capitulación por parte del Gobierno. Los trasportadores fueron embaucados haciendo una negociación que sólo les da una victoria temporal. El gobierno reconoció el error de no consultar la política pública y ahora realizará una ambientación para las derogatorias. Angelino es una pieza suelta del gobierno. Angelino es una pieza clave del gobierno. El gobierno no bien y dejaron escapar a Cano y ahora, para evitar el desprestigió, se dice que saben dónde está. El gobierno estaba vigilando a Cano, quien pensó que podía engatusarlos; se fugó, el ejercito lo siguió y lo tiene sitiado. Santos ha tenido contactos cercanos con las FARC y el plan de escape de Cano estaba convenido. El gobierno contempló la posibilidad de que Cano huyera, y lo consideró un precio justo por la libertad de los secuestrados. Cano nunca escapó. Las coordenadas eran correctas, pero hubo errores de escritura.

Todo es posible.

Disgusta el comportamiento del gobierno, pues no tiene una línea clara y directa, y sus acciones son impredecibles para los ciudadanos. La seguridad jurídica, esa capacidad de saber con un alto grado de certeza lo que va a suceder es fundamental para la tranquilidad social y el buen gobierno. Lo sucedido desdibuja la autoridad y crea desconfianza. El gobierno tiene fijar posiciones y unificarse.

¿Estaban cantados?

Mauricio Botero Caicedo
Elespectador.com

NO ES NECESARIO SER UN ADIVINO para haber pronosticado que los bochornosos hechos del pasado domingo 13 de febrero (con motivo del mal llamado intercambio humanitario) estaban cantados.

En nuestra columna de hace unas semanas señalamos: “No cabe la menor duda que el país está expuesto al recrudecimiento del secuestro, en donde los integrantes de las Bacrim se encargan de llevar a cabo el plagio para entregarle la víctima a las Farc. ‘Teodora’, naturalmente, estará presta a facilitar los intercambios humanitarios, que se prolongarán —con la idiota complicidad de algunos— de manera indefinida. Días aciagos nos esperan si el gobierno no se amarra los pantalones”. Los sangrientos eventos de la semana pasada (cinco campesinos asesinados en el Putumayo, incluyendo una niña de cinco años; tres infantes de Marina vilmente ejecutados por los sicarios de las Farc; dos ingenieros de Propal secuestrados; decenas de muertos por diferencias en el reparto del botín entre las Bacrim y los narcoterroristas) demuestran la inutilidad de buscar la paz mientras las Farc no sean derrotadas militarmente.
Hay que ser un redomado imbécil para no haber captado que el despeje en el área del Cañón de las Hermosas en el sur del Tolima lo necesitaban los narcoterroristas para uno de tres fines (o una combinación de los tres): Para sacar la cocaína y la heroína almacenadas desde varios meses; para entrar armamento y/o medicamentos; o para permitirle a uno o varios narcoterroristas huir del cerco que el Ejército les tiene colocado desde hace varios meses. Varios periodistas de CNN se preguntan: ¿Qué pasó en esa escala no prevista y abusiva que hizo el helicóptero brasileño (con Piedad Córdoba a bordo) en el caserío de San José de las Hermosas? ¿Será que todo era un montaje impecablemente preparado para trasladar a dos terroristas por aire a un lugar desconocido? La peregrina excusa de Piedad Córdoba de que copió mal las coordenadas entregadas por las Farc (una ‘rayita’) no tiene credulidad alguna. En este oscuro episodio hay “gato encerrado” y mientras más rápido se investigue qué hay detrás de esta farsa, quién les dio la información a los periodistas de CNN, mejor. Los radares, entre ellos el de Chiribiquete, con toda certeza tienen que tener grabados los movimientos del helicóptero brasileño después de haber despegado del caserío.
El presidente Santos afirmó categóricamente que no va a tolerar “shows” como los que se han visto en televisión sobre las liberaciones. Para el mandatario, es inaceptable continuar en la farsa en que los narcoterroristas, con la complicidad de algunos medios, manipulan a la opinión pública. Igualmente el presidente descartó que la operación de las liberaciones haya sido utilizada por el máximo comandante de las Farc para escapar. “Ni bobos que fuéramos como para permitir un cese de operaciones en un área en la que sabemos que están”. Confiamos en que el presidente no haya sido asaltado en su buena fe; y en la firmeza del primer mandatario para prevenir burdos sainetes como el del domingo pasado.
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Apostilla 1: Permitirle a Piedad Córdoba negociar con las Farc —como muchos pretenden— sería un error de dimensiones apocalípticas. Más que un “yo con yo”, el que esta exsenadora adelante cualquier gestión en nombre del Gobierno es el equivalente a que las gallinas contraten a un zorro como su negociador.
Apostilla 2: Si para levantar el paro de camioneros se echó reversa en la decisión de eliminar la tabla de fletes, el Gobierno puede tener la certeza, durante los 42 meses que le quedan de mandato, de que los transportistas y otros gremios van a hacer lo que les venga en gana. Ya fue notificado todo gremio de que sólo se necesita bloquear las vías durante dos o tres días para doblegar al Estado. ¡Que la Virgen del Agarradero nos tenga en su seno!

¿Ayudaron a escapar a ‘Alfonso Cano’?

Saúl Hernández Bolívar
Elmundo.com

En un reportaje con la cadena CNN, el presidente Juan Manuel Santos reconoció que la farsa de liberación de seis secuestrados pudo servir para que el terrorista ‘Alfonso Cano’ escapara del cerco militar que lo tenía asediado desde hace más de un año en el Cañón de las Hermosas.
A pesar de que en ese sitio ha estado bien refugiado, bajo el resguardo de la agreste topografía y sus nutridos anillos de seguridad, es lógico pensar que su ubicación y posterior captura o muerte serían cuestión de tiempo –como sucedió con el ‘Mono Jojoy’–, pues si algo ha dejado en claro la lucha de Colombia contra grandes criminales de diversa estirpe, es el hecho de que todos sucumben tarde o temprano ante el poder del Estado, un Estado que suele reaccionar tarde pero que siempre termina ganando la partida.
Por eso, las Farc saben que el único sitio seguro para ‘Cano’ es Venezuela, donde hoy se encuentran ‘asilados’ casi todos sus cabecillas, como Rodrigo Granda, ‘Iván Márquez’, ‘Timochenko’, ‘Grannobles’ y otros; y también los del ELN, como Antonio García, Pablo Beltrán y ‘Gabino’. Esto, a pesar de supuestos compromisos pactados entre Hugo Chávez y Santos, que incluirían la promesa de aquél de no albergar más a terroristas colombianos en su país. De hecho, luego de la reunión de Santa Marta, el pasado agosto, se rumoró que las Farc estaban levantando sus campamentos en Venezuela, pero recientemente se han conocido versiones según las cuales la presencia de las Farc y el ELN en el país vecino está más fuerte que nunca. Las denuncias no solo provienen de periodistas, sectores de la oposición venezolana y ganaderos extorsionados y secuestrados, sino de los gobernadores de Arauca y Guajira, que han visto un grave deterioro del orden público en sus departamentos por la facilidad que tienen las guerrillas para cruzar la frontera.
Y hay otra cosa que también ha quedado en claro tras la guerra del Estado y la sociedad civil contra grandes delincuentes en las últimas décadas, y es que los rumores casi siempre terminan siendo ciertos. Este, valga decirlo, no es un rumor cualquiera ni carece de fundamento: diversas fuentes aseguran que ‘Cano’ habría sido evacuado del Cañón de las Hermosas, el domingo 13 de febrero, en uno de los helicópteros brasileños prestados para recoger a los secuestrados. Algunos dicen que lo llevaron hasta Venezuela o Brasil, fronteras que quedan a muchas horas de vuelo desde el lugar de la extracción; otros, que hasta el municipio de Mariquita, ubicado por fuera del cerco militar, desde donde podría estar adentrándose en las selvas de histórica presencia de las Farc para huir hacia Venezuela.
Alguien se preguntará si no es exagerado creer que la decisión ‘humanitaria’ de liberar a unos secuestrados era parte de una trama novelesca para ayudar a que ‘Cano’ se escabullera. Las Farc llevan medio siglo secuestrando colombianos, con picos de hasta 3.000 secuestrados en un solo año. No es la única banda que secuestra pero es la campeona, de lejos. Y podría asegurarse, sin temor a equívocos, que el 99 por ciento de los secuestrados que han regresado con vida lo han hecho sin ayuda de ninguna entidad ‘humanitaria’, como el Comité Internacional de la Cruz Roja, ni de activistas políticos, como Piedad Córdoba. Mucho menos han necesitado de helicópteros o de concesiones especiales como la de detener los operativos de las Fuerzas Militares. Por lo general, los subversivos los bajan del monte y les indican el camino hasta el pueblo más cercano. Todos son liberados sin ninguna parafernalia a excepción de los llamados ‘canjeables’, cuyo secuestro, ya que no tiene fines extorsivos, otorga réditos propagandísticos, políticos y militares.
¿Qué podía esperarse de una liberación anunciada con más de dos meses de anticipación (el 8 de diciembre anterior) y a cumplirse en tres actos y tres sitios diferentes? Pues nada bueno, menos cuando una de las liberaciones iba a tener lugar en cercanías a la guarida de ‘Cano’. Temores que se confirmaron ese domingo, cuando se supo que las Farc supuestamente dieron las coordenadas mal. Días después, Piedad Córdoba arguyó con cinismo que las “dificultades logísticas, técnicas, atmosféricas, topográficas y las propias de la guerra interna, dificultaron la entrega”.
Finalmente, el presidente Santos recogió sus propias palabras: dijo que el gobierno sabía perfectamente dónde estaba ‘Cano’, que no fue ayudado a escapar y que en cualquier momento caería como ‘Jojoy’. Ojalá tenga razón porque ¿qué pasaría de conocerse la presencia de ‘Cano’ en Venezuela? ¿Qué responsabilidad tendrían el CICR, Brasil, Santos y ‘Teodora’ Córdoba en nuevas acciones criminales ordenadas por ese terrorista? ¿Seguiría intacta la amistad con el “nuevo mejor amigo”? Abundan las dudas.

¿Cuál solución negociada?

Jaime Jaramillo Panesso
Elmundo.com

Ser partidario de la paz no es ser proclive a la capitulación. Ser partidario de la paz no es hacer concesiones que socaven el Estado y reanimen a los violentos para la toma del poder. Una nación vencida por el enemigo puede verse obligada a capitular, a firmar un tratado de paz que en la práctica es una rendición, para que el enemigo no destruya el resto de la riqueza y no mate al último civil o al penúltimo soldado. Así le ocurrió al imperio japonés que después de creerse vencedor en Pearl Harbor, al hundir por sorpresa la flota norteamericana, recibió dos bombas atómicas terribles y abrazó la rendición.
De nuevo se escucha decir en Colombia que se busque una solución negociada con las Farc. Que se abran los diálogos a propósito de la liberación unilateral de cinco secuestrados, los mismos que la guerrilla califica de “prisioneros de guerra” con el fin de impresionar al mamertismo internacional, ese que se reúne con el apoyo financiero de las Farc, en Brasil, La Habana o Buenos Aires, para gritar a los cuatro vientos que los “combatientes” por la libertad de Colombia tienen los méritos políticos y militares para hablar de paz, en igualdad de condiciones con el Estado. La falsa apariencia de esta proclama obliga a los colombianos a tener clara la conciencia y alerta el corazón.
¿Negociar qué en la mesa de paz? Después de 46 años de violencia armada y unos 500.000 muertos, las almas misioneras y los ciudadanos romántico-talegones desentierran las consignas de paz a lo Caguán, de la mesa del guerrillero heroico, del cambio de “estructuras” y del reemplazo del modelo “neoliberal” por uno “neosocial”, de las disminución de la Fuerza Pública, de una Asamblea Constituyente y demás pretensiones que conduzcan al socialismo del siglo XXI.
¿Puede una guerrilla derrotada políticamente, desmoralizada militarmente, que sobrevive por el financiamiento con narcóticos, pedir los cambios machistas leninistas que se le antoje? Las puertas abiertas de las que habla el Presidente Santos serían las puertas que definan cinco temas: 1- Entrega de todos los secuestrados civiles y militares, sin contraparte en canje alguno. 2- Declaración de una desmovilización de todos los frentes y entrega verificable de armas con agenda a cumplir. (La entrega de armas podría hacerse a una comisión internacional de personalidades). 3. Aceptación de las normas penales de justicia transicional a la tropa guerrillera y juzgamiento con privilegios a los altos mandos. (Este es un punto donde la diplomacia secreta debe anticipar pasos posibles hacia una incorporación decorosa y digna de la guerrilla, la cual podría tener la variante de suspensión de la pena por gracia presidencial reglamentada). 4. Frenar indefinidamente la extradición. 5. Garantías para el ejercicio político de los habilitados y para el goce de los derechos fundamentales en igualdad con los demás ciudadanos.
Sin embargo podría aparecer una etapa transitoria que permitiera ganar confianza entre las partes. Es el caso de la suspensión de hostilidades militares y actuación de una comisión exploratoria. También es posible iniciar el camino con alto al fuego. En todo caso, que no nos metan gato por liebre. La solución negociada no es nada. Es una frase de cajón hace mucho tiempo. Al cajón de la historia también pasó la consigna mamerta del “acuerdo humanitario” que en el fondo escondía una trampa: el reconocimiento de las Farc como fuerza beligerante. Ahora bien: ¿Qué busca la guerrilla con liberar secuestrados a cuenta gotas, aumentando el dolor y el resentimiento de los familiares de aquellos plagiados que permanecen en sus campos de concentración nazi-marxistas? Ablandar la opinión pública para que el gobierno y eso que llaman la “comunidad internacional” -una escuadra de funcionarios diplomáticos zurdos en su mayoría-, se allanen a las aspiraciones de una guerrilla que para los colombianos es un azote terrorista y para los chavistas y camaradas estalinistas unos héroes. Esos “héroes”, calibre 5.56, bien podrían ser ciudadanos reciclados con cédula y sin prontuario, si entregan las armas, los territorios y los secuestrados. Eso sí, pueden dejar su alma para que hagan con ella lo que les de la gana. Pero si la entrega de secuestrados, como se sospecha, es una estratagema para sacar del cerco militar a los jefes de las Farc, entonces todo lo dicho atrás es mera bondad estratégica de quienes pensamos en una Colombia donde quepamos los hombres y mujeres libres de la violencia con ropaje ideológico. Cerremos la página por ahora.

Reconciliación sí. ¿Pero perdón?

Humberto de la Calle
Elespectador.com

HA DICHO ANGELINO QUE HAY QUE abrirles un espacio a las Farc para que avance un proceso de paz que desemboque en la reconciliación y el perdón.
¿Quién puede estar en contra de la paz? ¿Habrá algo más sensato que la reconciliación? Pero cuando, además, nadie menos que el vicepresidente de la República habla de perdón, entonces se hace imperativo analizar la cuestión.
La amnistía ha habitado en las profundidades del disco duro de los colombianos de manera permanente. A cada acto de rebelión, normalmente sigue alguna forma de perdón. Desde 1820 a hoy, se han aprobado 63 indultos y 25 amnistías. Y la fibra central ha sido la figura del delito político, al cual se le ha atribuido tradicionalmente un móvil altruista. En medio de esta arquitectura vivió mi generación hasta hace pocos años. De tal modo que las expresiones de Angelino corresponden exactamente a una retórica que se daba por sentada sin discusión alguna. Retórica que todos practicamos.
Pero la cuestión ha cambiado. Con el avance del derecho penal internacional, con las modificaciones legales en Colombia, pero sobre todo con la degradación de los grupos ilegales en este suelo, la vieja idea de que el perdón tenía sus límites, un poco ajada y maltrecha, es ahora una realidad viviente.
Digo que vieja idea, porque desde hace muchísimos años se han establecido límites al perdón. Carlos III dispuso que en caso de ejecución por crímenes gravísimos, se leyera este bando: “Por el Rey: a cualquiera que levante la voz apellidando gracia, se impone pena de vida”. Digamos que ahora tampoco es para tanto, pero desde los llamados actos de ferocidad o barbarie, pasando por la enumeración de tipos penales específicos, hasta la idea contemporánea de los crímenes de lesa humanidad, quedó claro que hay un límite para el perdón. Y que este límite es infranqueable. Y que, de paso, si algún país lo franquea, pues hay mecanismos supranacionales para enmendar el error.
A Angelino lo admiro profundamente. Ha sido alguien muy útil en coyunturas complicadas. Pero, con respeto, señalo que hoy en día la retórica del perdón indiscriminado no tiene asidero. Ni en la ley doméstica, ni en la internacional, ni en el sentimiento de la gente.
Uno sabe que ante la posibilidad de la paz con la guerrilla, muchos tendrían la tentación de ceder y hasta acudirían a la posesión de Alfonso Cano en un ministerio. Pero la tragedia humanitaria que han provocado las Farc, su ataque pertinaz a la población civil y la instauración del secuestro como arma de guerra, harían trepidar al más duro en el momento de firmar esa amnistía.
Y hay otro argumento más profundo. Ya Colombia, bien o mal, decidió que los jefes paramilitares no podían ser indultados. Incluso se ha dicho que las penas fueron leves. Hablar ahora de perdón para la guerrilla, establece una discriminación inaceptable. No lo digo en beneficio de los paramilitares, sino por el contrario: No existe razón ninguna para que los guerrilleros reciban un trato más favorable. Que no nos pase que por arreglar con las Farc terminemos indultando a los jefes paras. Saldríamos a deber.
Angelino: Excúseme la impertinencia. No hay violencia buena y violencia mala. Toda violencia es condenable. Y toda violencia horrenda merece castigo.

lunes, 21 de febrero de 2011

La "rayita" de Piedad

Rafael Nieto Loaiza
Elcolombiano.com

Los rumores sobre la muerte de Cano, fuertísimos y a la hora en que escribo desmentidos por Palacio y por el Comandante del Ejército, evitan concentrarse en hechos recientes que exigen claridad. Uno, la entrega de coordenadas para la liberación de dos rehenes que no correspondían al lugar de su ubicación. Piedad Córdoba, la única persona que tenía esa información, dio dos explicaciones distintas. En un comunicado de "Colombianos por la Paz", sostuvo que "dificultades logísticas, técnicas, atmosféricas, topográficas y, las propias de la guerra interna, dificultaron la entrega de las dos personas que la guerrilla de las Farc-ep anunció dejar en libertad". Pero como nadie quedó tranquilo y se vinieron acusaciones de que las Farc habrían dado intencionalmente mal las coordenadas, sostuvo que una "rayita" confundió a los pilotos. De entrada, da mala espina que haya cambiado la versión de lo ocurrido. Pero las sospechas de que miente se confirman con el pretexto de la "rayita". Ningún piloto y mucho menos pilotos experimentados y militares como los brasileros que comandaban el helicóptero, se confunden con una "rayita" puesta antes de los números y letras que expresan la longitud y latitud del punto de destino de una aeronave. Una "rayita" ahí, antes o después de unas coordenadas, simplemente no significa nada, porque no hay función que pueda cumplir. Por tanto no hay manera de mal interpretarla.

Que la demora y el cambio del lugar de entrega de los secuestrados dio ventajas tácticas a las Farc, es indudable. Habría que ser tonto de capirote para no entender que los tiempos en que se paralizan las operaciones militares son aprovechados por los guerrilleros para moverse, aprovisionarse, sacar la droga que tienen encaletada. Supongo que era un costo asumido por el Gobierno y aceptado, imagino a regañadientes, por la Fuerza Pública. Pero el asunto es aún más sospechoso si es verdad que, como sostienen algunos, el helicóptero, so pretexto de la "rayita", aterrizó en área del Cañón de las Hermosas. De todos los lugares posibles, ¿la "rayita" confundió a los pilotos para llegar precisamente ahí? Es imposible explicar que una equivocación en las coordenadas llevara al helicóptero a la zona de retaguardia del comandante de las Farc y donde se sostiene que Cano se refugia. ¿Alguien nos dirá si es verdad o no que el helicóptero descendió en el Cañón? ¿Dará Teodora una explicación seria sobre el incidente o seguirá tomándonos por idiotas?

Y dicho esto, ¿puede sorprenderse alguien con el espectáculo mediático o con el incidente de las coordenadas? Las Farc han demostrado hasta la saciedad que mienten y engañan y secuestran para sacar el mayor jugo posible de los rehenes. Y Piedad ha probado que aprovecha cada liberación para hacer trabajo político para ella y para las Farc. Era perfectamente imaginable que ambos, Farc y Córdoba, les sacarían punta a estas liberaciones y que las Farc engañarían con las mismas.

De hecho, el Gobierno tendría que saber que el riesgo de usar a Piedad era enorme, al menos si había leído (y me niego a pensar que no lo ha hecho) la decisión del Procurador donde quedan probados sus vínculos con los terroristas. Parece que, sin embargo, hay perros a los que los emasculan de manera repetida.

Para rematar, entramos otra vez en la dinámica de las discusiones sobre diálogos y procesos de paz. El presidente Santos, como en el caso del paro de los camioneros que, dígase lo que se diga, resultó mal para el país y para el Gobierno, ha sido puesto a la defensiva.

domingo, 20 de febrero de 2011

Los canjeables y los negociables

Jaime Alzate Palacios
Lapatria.com

El domingo pasado se publicaron unas declaraciones de Piedad Córdoba solicitando, en un tono de humildad que casi me pone a llorar, la autorización del gobierno para permitirle conversar con las Farc sobre la liberación de los secuestrados y los arreglos que ella podría realizar para alcanzar la paz.

Aterra el cinismo de ciertas personas, en este caso de la relacionista directa de los guerrilleros, con quienes debe tener permanente contacto sin molestarse en solicitar autorizaciones de nadie.

Venir ahora con el argumento de que si se le autoriza su petición, la cual no tiene otra finalidad que resucitar políticamente, sería la puerta de entrada a un arreglo negociado, es otro episodio de la farsa que siempre ha tenido montada. Después de que le fueron cancelados todos sus derechos políticos de por vida, porque 18 años es casi decir lo mismo, lo único que pretende es volver al Congreso a devengar las jugosas dietas que tanto le han ayudado a darse esa magnificente vida de princesa africana.

Claro que esto para ella no deja de ser una entrada adicional, porque siempre sería muy bueno que supiéramos quién le paga todos los dinerales que se gasta yendo y viniendo de todas partes del mundo, lo que no es ninguna bicoca. Aparte de esto, la Córdoba tiene unas ganas que no se las aguanta de reemplazar ante la opinión mundial a personajes como Chávez, quien también pasó por la misma vitrina hasta que el presidente Uribe, mamado de las jugarretas que le estaba haciendo por debajo de cuerda, le quitó la autorización para seguir siendo intermediario, hecho este que casi nos cuesta una guerra con el país vecino.

A tiempo se ha dado cuenta el presidente Santos de lo que pretenden Cano, Córdoba y sus secuaces con su farsa de liberar a los secuestrados con una estrategia de gota a gota. Lo que están buscando es hacerse pasar ante el mundo como unos luchadores por la democracia que lo único que pretenden es salvar a Colombia de las manos de la oligarquía, tal y cual lo pregona el chafarote de al lado.

A pesar de las informaciones que han dado las autoridades sobre el número de secuestrados que permanecen pudriéndose en la selva, hay que distinguir entre canjeables y negociables. Los primeros son políticos o militares cuyas identidades son conocidas y por los cuales piden en contraprestación la liberación de los bandidos que se encuentran en las cárceles, dándose en ellas toda la buena vida que les permite la corrupción que pueden comprar con sus fortunas obtenidas con el tráfico de drogas y la extorsión.

Pero lo que nadie sabe a ciencia cierta qué pasa con los negociables. Cuántos colombianos (dicen que más de 600) están en las garras de estas aves de rapiña esperando que las familias, la mayoría sin recursos económicos, puedan reunir unas cuantas monedas para que regresen a sus casas estos pobres colombianos que llevan muchos años secuestrados, sin que se sepa ni dónde están, ni si viven o mueren. Esta es una verdadera tragedia griega a la cual el gobierno debe poner la mayor atención, porque el nivel de inhumanidad sobrepasa los límites de cualquier razonamiento.

Reitero lo que siempre he pensado, con estos bandidos no se puede razonar. Si no pregúntenle al Dr Pastrana, que a pesar del paso del tiempo no ha podido olvidar la burla a la que lo sometió ante el mundo entero el célebre Tirofijo, a quien el demonio lo tenga en las profundidades del infierno.

P.D.: La locuacidad es una disfunción de la lengua que sufren algunas personas y que las inhabilita para dejarla quieta, especialmente cuando tu quieres hablar.

¿Qué le está pasando al Gobierno?

Ramiro Valencia Cossio
Elcolombiano.com

Durante veinte días el país sufrió las consecuencias del paro camionero, originado en los decretos del Gobierno para eliminar la tabla de fletes.

En un comienzo, el Ejecutivo desestimó la magnitud del movimiento y minimizó los perjuicios sobrevinientes.

El Ministro de Transporte sostuvo reiteradamente que mientras estuviera el bloqueo en las vías, con inmenso perjuicio para la ciudadanía, no habría diálogo.

Pero se creció el enano. El paro y los bloqueos se fueron extendiendo por todo el país y los gremios le dijeron al Gobierno que en el solo movimiento de carga se estaban perdiendo quince mil millones de pesos diarios.

Mas con el bloqueo, la protesta pasó a ser un problema de orden público.

Sin embargo, siendo esto último, el Ministro del Interior, tan dado a mandar y regañar por los medios a los otros ministros, no se untó del tema.

Entra en acción el Vicepresidente a dialogar en medio del paro y del bloqueo, en contravía de lo dicho por su colega de Transporte.

Uno de los puntos del preacuerdo consiste en la disposición del Gobierno para derogar los decretos que suprimen la tabla de fletes y dejar en firme lo anterior, mientras se logra en la mesa una concertación con los transportadores.

Le surgen a uno varios interrogantes: ¿Si las normas, al final también podían ser derogadas para ser negociadas, para qué se expidieron?

¿Si al final también se podía dialogar en medio del paro y el bloqueo, para qué afirmar durante quince días que por ningún motivo se haría?

En resumen ¿para qué someter al país a este desgaste y a semejantes pérdidas y perjuicios, si se iba a terminar cediendo?

¿O será que nos van a decir que quien negoció y dialogó fue el Vicepresidente y no el Ministro de Transporte?

¿Es que el Gobierno no es uno solo?

¿Todo esto se hizo con la aprobación del Presidente Santos, o a sus espaldas?

Sería bueno conocer las respuestas. La sensación es que no hubo la coordinación necesaria y los mensajes que se enviaron a los colombianos son de improvisación y de falta de límites claros entre funcionarios.

No puede haber un gobierno en que cada caballo corra por su carril. Lo importante es que todos halen el mismo carro y en idéntica dirección.

Y para mayor desconcierto, cuando las Farc se burlaron una vez más del Gobierno, y de los colombianos, el Presidente Santos, con toda razón y de manera enérgica suspendió el proceso de liberación y exigió explicaciones.

Inclusive afirmó el Primer Mandatario que "era posible que las Farc hubieran aprovechado para movilizar a su jefe alias Alfonso Cano ".

Sin embargo, al día siguiente se reanudó todo y el país no conoce las explicaciones exigidas.

Una pregunta final: ¿Qué le está pasando al Gobierno?

Carta a una amiga conservadora

Jesús Vallejo Mejía

Apreciada amiga:

Agradezco mucho la confianza que me brindas al pedir mi opinión acerca del encuentro conservador que hubo en Villa de Leyva en esta semana. Ante todo, quiero manifestarte que yo no milito en partido alguno ni ejerzo actividades en materia de política distintas de observarla desde mi mirador privado y compartir puntos de vista con mis amigos. Solo de manera muy ocasional hago pronunciamientos públicos, cuando en algún medio se acuerdan de que existo y piensan que tengo algo para decir.

Debo aclarar, además, que no soy imparcial, pues en general sigo de lejos, sin contacto directo ni indirecto con él, al ex presidente Uribe Vélez, con quien he superado las diferencias que en algún momento manifesté en torno suyo.




Aclaro también que no quise votar por Juan Manuel Santos.

Las razones para no hacerlo quedaron consignadas en varios escritos que publiqué antes de las elecciones en mi blog http://jesusvallejo.blogspot.com/

Unas de esas razones tienen que ver precisamente con el trato desleal que les aplicó a tus copartidarios para desconocer su candidatura legítima y suscitar su división. Puedes leer lo que al respecto escribí en un artículo que lleva por título "El Suicidio Conservador".

He escrito también acerca de lo que considero un muy equivocado manejo de la coalición gubernamental, pues pienso que Santos no sentó unas bases nítidas para integrarla ni ha sido leal con sus socios.

El nombramiento de Germán Vargas Lleras como ministro del Interior no fue afortunado, pues él tiene claras aspiraciones presidenciales y es entonces un competidor político que goza de una posición privilegiada respecto de los demás integrantes de la coalición. Es dirigente de un partido minoritario y la lógica enseña que de seguro utilizará su elevada posición para promover su crecimiento,desde luego que a expensas de los demás.

Lo que se ve, efectivamente, es un intento de realinderación de fuerzas políticas aupado desde las altas instancias gubernamentales, con miras a liquidar el uribismo, tanto dentro del Partido de la U como en el Conservador.

Escribí en uno de mis artículos que los únicos enemigos de Uribe que no hacen parte de los nuevos mejores amigos de Santos son los guerrilleros, pues eso ya sería el colmo.

La Gran Prensa habla maravillas del gabinete de Santos, pero varios de sus integrantes son enemigos declarados del ilustre ex presidente, que merece figurar en la lista de los libertadores de Colombia.

Vargas Lleras es uno de los artífices del fracaso de su reelección. Las diferencias de la Canciller y el ministro de Hacienda con Uribe son notorias. Y haber llevado a Juan Camilo Restrepo al despacho de Agricultura, cuando fue uno de los más obstinados críticos de la política agropecuaria del gobierno de Uribe, no deja de ser algo bastante significativo, máxime si se considera que él se ha engolosinado con el peligroso juego del espejo retrovisor con el ánimo de demeritarlo.

La opinión desprevenida de la gente de la calle no encuentra de buen recibo estas nítidas manifestaciones de deslealtad con una adminstración de la que hizo parte Santos y que, además, le dio la oportunidad de ganar los puntos necesarios para satisfacer sus aspiraciones presidenciales. La imagen de Judas no es propiamente la más venerada en las clases populares.


Con esas actitudes, Santos irá perdiendo paulatinamente lo que en últimas es el soporte del poder jurídico y político: la autoridad moral.

Nadie discute que cada gobernante llega al poder con sus propias ideas, su propia gente y su propio estilo. Pero Santos le hizo creer al electorado que él era el más fiel intérprete y el más firme seguidor de las politicas de Uribe. Ya hay muchos que observan con desilusión que no gobierna como prometió, sino como lo estaría haciendo cualquiera de sus competidores que hubiese ganado las elecciones.

Me parece que poco contribuye a la estabilidad institucional del país que un gobierno recién elegido cambie de la noche a la mañana, sin que medie un debate profundo, la orientación que le ofreció al electorado para obtener el favor de sus votos.

El asunto no es, como lo ha dicho, de diferencias en las formas y continuidad en el fondo con las políticas del gobierno anterior.

Al ex presidente Uribe lo apoyó el pueblo por su claridad, su entereza, su persistencia en realizar sus propósitos, su constante comunicación con las comunidades para discutir con ellas los problemas colectivos y buscarles soluciones, su obsesión por proteger a Colombia de sus enemigos internos y externos.

Los logros de la seguridad democrática fueron resultado conjunto del liderazgo presidencial, la mística de las Fuerzas Armadas y el apoyo popular, amén de la alianza estratégica con los Estados Unidos.Todos esos soportes se han debilitado paulatinamente a lo largo de estos seis últimos meses. Y, por supuesto, el debilitamiento de esta política trae consigo ineludiblemente la recuperación de las bandas criminales de todos los pelambres.

Pienso, con toda franqueza, que el cambio de estilo no favorece los intereses del país, porque, como lo he expuesto en comunicaciones privadas, hemos pasado de un gobierno dirigido por un personaje serio, quizás en demasía para algunos, a otro cuyas riendas están en manos de uno que tiende hacia la frivolidad. Y lo que es peor, de la mano dura, el gesto autoritario y el talante firme, que desde luego no suscitan simpatía en ciertos círculos, nos estamos deslizando hacia la claudicación como fórmula mágica de la gran diplomacia para resolver aparentemente los problemas en el corto plazo.


Pruebas al canto.

El país no ha hecho el debate que amerita el cambio introducido en las relaciones con el régimen de Chávez. Es un gobierno enemigo y no de cualquier naturaleza, pues, violando toda normatividad internacional, ha intervenido descaradamente en el conflicto guerrillero, hasta el punto de haber afirmado solemnemente que las Farc y el Eln son ejércitos populares que tienen propósitos comunes con los de la revolución venezolana. Es más, antes de finalizar el segundo cuatrienio de Uribe, éste instruyó a sus representantes ante la ONU y la OEA para que denunciaran la presencia de guerrilleros colombianos en Venezuela y la protección que el gobierno de Chávez les ha brindado. La flamante nueva diplomacia echó al cesto de la basura esas delicadas quejas colombianas y ha pactado con Chávez como si nada de eso hubiera ocurrido.

De hecho, el régimen venezolano ha triunfado en toda la línea en uno de sus propósitos respecto de Colombia. Al no lograr avasallarla, como pretendía, por lo menos consiguió neutralizarla.

El acercamiento a la región, que no es de hermanos, sino de enemigos solapados de nuestras orientaciones democráticas y liberales, ha deteriorado de modo inequívoco la relación con los Estados Unidos. Eso se ve con claridad en lo tocante con el TLC e incluso en algo más inmediato, dado que no es por azar que hoy estamos sin preferencias arancelarias.

El asunto con Venezuela no es tan simple como decir que evitamos una guerra y vamos hacia unas relaciones normales. Ya veremos cómo evoluciona.

Pocos episodios tan bochornosos hemos conocido como el de la elección de Fiscal General de la Nación.

Ahí también se lava las manos Santos diciendo que cortó el nudo gordiano de tan delicada situación. Pero es un corte que debería de avergonzarlo.

Ya veremos también lo que significa haberle entregado al samperismo la Fiscalía, cuando está de por medio el esclarecimiento de la muerte de Álvaro Gómez Hurtado, y una oficina llamada a jugar un importante papel en los tiempos venideros, la de justicia transicional en el ministerio del Interior.

Siempre tuve especial consideración respecto de Juan Camilo Restrepo, hasta el punto de que en algún momento llegué a compararlo con Ospina Pérez. No obstante, me ha sorprendido su pugnacidad como ministro de Agricultura de Santos.

He dicho que nadie discute que hay causas justas para legislar en favor de los desplazados, promover que quienes hayan sido despojados de sus predios vuelvan a ocuparlos y resarcir en la medida de lo posible a las víctimas de la violencia.

Pero el modo como se anuncian estas iniciativas gubernamentales me hace pensar que estamos promoviendo nuevos factores de desestabilización, no sólo del aparato fiscal, sino de la estructura de la tenencia de la tierra, con las consiguientes secuelas de violencia y desbarajuste del sistema productivo.

Escuché detenidamente en esta semana por la emisora W un informe sobre el caso del predio Las Pavas, ubicado en el sur de Bolívar, que enciende todas las alarmas sobre tan delicado asunto. Ya veremos como funcionan las autoridades de polícía, las encargadas de la política agraria, los jueces, las organizaciones de víctimas, los propietarios privados y, sobre todo, los agentes del desorden, en la aplicación de las normas que está ahora discutiendo el Congreso.

No olvidemos que la justicia es inseparable de la prudencia, y que de pronto estamos, con las mejores intenciones, poniendo en marcha unos dispositivos que después no podremos controlar. Ya veo venir las tomas de tierras incitadas por la guerrilla y el recrudecimiento de las bandas promovidas por propietarios que se van a sentir injustamente despojados y privados de la protección de las autoridades.

El manejo del paro camionero evidencia el desorden que hay en el interior de esta administración y su tendencia a plegarse ante los que la intimiden con la fuerza.

En alguno de mis escritos dije que Santos corre el peligro de sufrir la calificación que hizo Churchill de alguno de los primeros ministros claudicantes de antes de la Segunda Guerra Mundial: un prodigio de blandura. Un amigo mío ya lo llama "Gelatino".

El episodio de las últimas liberaciones de secuestrados por las Farc suscita también no pocas inquietudes. A muchos nos ha quedado la impresión de que Santos no ha explicado suficientemente los pormenores del caso y elude sus responsabilidades admitiendo que, si bien las Farc pudieron haber movido a Cano, él sabe dónde se encuentra y dizque tiene al ejército resoplándole en la nuca. Son palabras vanas que le hacen perder credibilidad.

Es posible, como dices, que su discurso ante el encuentro conservador haya sido elocuente. Pero más importantes que las declaraciones sobre buenas intenciones, son los resultados de las políticas. Res, non verba.

A ustedes les dijo que podrían contarlo entre sus huestes, pero lo mismo les dice a los izquierdistas. Es difícil no advertir su tendencia a la garrulería.

Que el Partido Conservador esté dividido entre santistas y uribistas, es resultado de la miopía de sus dirigentes, a quienes Santos les perdió el respeto cuando a través del hoy ministro Rodado promovió otra división en vísperas de las elecciones del año pasado, con miras a frustrar la aspiración de Noemí Sanín.

Hoy sabe que puede dividir a los conservadores, así como a los de la U, para consolidar una situación de desventaja para el ex presidente Uribe y sus seguidores.

En un artículo muy inteligente que publicó hoy El Colombiano, Enoris Restrepo de Martínez denuncia los juegos de prestidigitación política de Santos. Te recomiendo que lo leas con cuidado. Entonces, quizás logres una aproximación cabal a la crisis conservadora que te preocupa con toda razón.

Al ex presidente Uribe le reproché en uno de los primeros artículos de mi blog los errores que condujeron a que sus huestes se desorientaran y terminaran en manos de un personaje como Santos. Creo que también a éste podrá acusárselo en un tiempo no lejano de despilfarrar por sus jugarretas uno de los capitales políticos más abultados de que se tenga noticia en la historia de Colombia.

Soy consciente de que sería preferible que el ex presidente estuviera alejado, al menos por lo pronto, del ajetreo político. Pero las ínfulas que al amparo de la presente administración se están dando sus enemigos lo estimulan, con todo derecho, a defenderse a sí mismo , sus colaboradores y sus políticas.

Uno de los datos que es necesario considerar para entender lo que pasa hoy en la política colombiana es el odio, acompañado de revanchismo y triunfalismo, contra Uribe, que se despliega a ciencia y paciencia de Santos y su equipo de gobierno. Vuelvo, por ejemplo, al caso de Vargas Lleras, que se regodeó humillando a Uribe con el manejo de la crisis con la Corte Suprema de Justicia.

No sé si estas apreciaciones respondan adecuadamente a tus inquietudes, pero si lo que querías era conocer mi pensamiento sobre la situación actual del país y de tu partido en particular, ahí te las dejo sometidas a tu ilustrada consideración.

De nuevo, mil gracias por tu amistad y tu confianza




Cordialmente.


Jesús Vallejo Mejía