domingo, 20 de febrero de 2011

Los canjeables y los negociables

Jaime Alzate Palacios
Lapatria.com

El domingo pasado se publicaron unas declaraciones de Piedad Córdoba solicitando, en un tono de humildad que casi me pone a llorar, la autorización del gobierno para permitirle conversar con las Farc sobre la liberación de los secuestrados y los arreglos que ella podría realizar para alcanzar la paz.

Aterra el cinismo de ciertas personas, en este caso de la relacionista directa de los guerrilleros, con quienes debe tener permanente contacto sin molestarse en solicitar autorizaciones de nadie.

Venir ahora con el argumento de que si se le autoriza su petición, la cual no tiene otra finalidad que resucitar políticamente, sería la puerta de entrada a un arreglo negociado, es otro episodio de la farsa que siempre ha tenido montada. Después de que le fueron cancelados todos sus derechos políticos de por vida, porque 18 años es casi decir lo mismo, lo único que pretende es volver al Congreso a devengar las jugosas dietas que tanto le han ayudado a darse esa magnificente vida de princesa africana.

Claro que esto para ella no deja de ser una entrada adicional, porque siempre sería muy bueno que supiéramos quién le paga todos los dinerales que se gasta yendo y viniendo de todas partes del mundo, lo que no es ninguna bicoca. Aparte de esto, la Córdoba tiene unas ganas que no se las aguanta de reemplazar ante la opinión mundial a personajes como Chávez, quien también pasó por la misma vitrina hasta que el presidente Uribe, mamado de las jugarretas que le estaba haciendo por debajo de cuerda, le quitó la autorización para seguir siendo intermediario, hecho este que casi nos cuesta una guerra con el país vecino.

A tiempo se ha dado cuenta el presidente Santos de lo que pretenden Cano, Córdoba y sus secuaces con su farsa de liberar a los secuestrados con una estrategia de gota a gota. Lo que están buscando es hacerse pasar ante el mundo como unos luchadores por la democracia que lo único que pretenden es salvar a Colombia de las manos de la oligarquía, tal y cual lo pregona el chafarote de al lado.

A pesar de las informaciones que han dado las autoridades sobre el número de secuestrados que permanecen pudriéndose en la selva, hay que distinguir entre canjeables y negociables. Los primeros son políticos o militares cuyas identidades son conocidas y por los cuales piden en contraprestación la liberación de los bandidos que se encuentran en las cárceles, dándose en ellas toda la buena vida que les permite la corrupción que pueden comprar con sus fortunas obtenidas con el tráfico de drogas y la extorsión.

Pero lo que nadie sabe a ciencia cierta qué pasa con los negociables. Cuántos colombianos (dicen que más de 600) están en las garras de estas aves de rapiña esperando que las familias, la mayoría sin recursos económicos, puedan reunir unas cuantas monedas para que regresen a sus casas estos pobres colombianos que llevan muchos años secuestrados, sin que se sepa ni dónde están, ni si viven o mueren. Esta es una verdadera tragedia griega a la cual el gobierno debe poner la mayor atención, porque el nivel de inhumanidad sobrepasa los límites de cualquier razonamiento.

Reitero lo que siempre he pensado, con estos bandidos no se puede razonar. Si no pregúntenle al Dr Pastrana, que a pesar del paso del tiempo no ha podido olvidar la burla a la que lo sometió ante el mundo entero el célebre Tirofijo, a quien el demonio lo tenga en las profundidades del infierno.

P.D.: La locuacidad es una disfunción de la lengua que sufren algunas personas y que las inhabilita para dejarla quieta, especialmente cuando tu quieres hablar.

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