sábado, 26 de febrero de 2011

En defensa del ex presidente Uribe

Elmundo.com


El ex presidente Álvaro Uribe está en todo su derecho de defender su obra de gobierno, su persona y su familia, de los ataques, aleves y malintencionados, provenientes de viejos y nuevos malquerientes, que no contradictores, pues éstos le enfrentarían con argumentos y no echarían mano de la calumnia y la difamación, como sí lo ha hecho recurrentemente el señor Adolfo Pérez Esquivel, amparado en su condición de Premio Nobel de Paz y aprovechando cuanto foro de la extrema izquierda se organiza en América Latina o cuanta oportunidad le dan los medios de comunicación para darse vitrina a costa del buen nombre de Colombia y de su gobierno.

Antes de referirnos al nuevo ataque, que obligó al ex mandatario a entablar una querella judicial contra el Nobel argentino, vale la pena recordar al menos las más recientes ocasiones en que éste arremetió contra la persona que encarnaba la más alta dignidad de la República. El 15 de junio de 2008, declaró a la prensa que “para encontrar los caminos de la paz que necesita el pueblo colombiano, las Farc deben liberar a los secuestrados y el presidente Álvaro Uribe debe dejar en libertad a los guerrilleros presos”, y de paso criticó la supuesta debilidad de la OEA por no haber condenado el bombardeo contra el campamento de “Raúl Reyes” en Ecuador.

El 9 de julio de 2009, en declaraciones recogidas por la agencia Argenpress, tras deshacerse en elogios a su amiga Piedad Córdoba, “figura emblemática, no sólo para Colombia sino para América Latina”, a la que postuló ese año al Premio Nobel de Paz, se despachó contra el país y sus instituciones, diciendo que “es evidente la responsabilidad del Estado y del gobierno de Uribe apoyando a los paramilitares y a los parapoliciales (sic), generando una política de terror”. A la pregunta del periodista: “¿Usted considera que en las actuales circunstancias hay democracia en Colombia?” “No, en Colombia no hay democracia”. “¿Por qué lo dice?” “Cuando un Estado ejerce el terrorismo no puede haber democracia, y el Estado colombiano es terrorista y por lo tanto no hay democracia”. Aquí no se puede hablar de simple ignorancia sobre la realidad colombiana, sino de una deliberada mala fe del señor Pérez Esquivel, pues en ese momento estaba en marcha el proceso de desmonte del paramilitarismo y aplicación de la Ley de Justicia y Paz, bajo la supervisión de la OEA, y un año atrás el gobierno Uribe había extraditado a los grandes capos de las AUC. 

A fines de mayo del año pasado, con el evidente propósito de meter sus narices en el proceso electoral colombiano, el Nobel argentino recibió en Buenos Aires, junto a otros activistas de derechos humanos reunidos en la sede de su fundación Servicio de Paz y Justicia, al mayor (r) de la Policía, Juan Carlos Meneses. Este personaje, prófugo de la justicia colombiana e incurso en delitos de narcotráfico, llegó allí con el propósito de retractarse de lo que había sostenido durante 15 años acerca de la inocencia de Santiago Uribe, hermano del presidente, en el sonado caso de “Los 12 apóstoles”, el grupo paramilitar que delinquió en Yarumal en los años 90. Tras escucharlo, Pérez Esquivel declaró: “Haremos lo que nos corresponda como organismo latinoamericano para que nada quede en la impunidad, así como ocurrió en Argentina al juzgar a los represores de la dictadura, o en Chile cuando Pinochet terminó siendo juzgado en Gran Bretaña… En este caso, lo importante es hacer justicia, y que si debe juzgarse a Santiago Uribe y al Presidente, se haga”. Lo que no sabía o fingió ignorar el Nobel y sus amigos, es que existía un testimonio ante la Inspección General de la Policía y la Procuraduría, del coronel (r) Pedro Manuel Benavides, comandante en aquella época de la Policía en Yarumal, en el que denunciaba que Meneses, su antiguo subalterno, lo había buscado, en compañía de alias ‘Comba’, narcotraficante del norte del Valle, para que, a cambio de $500 millones, declarara en contra de Santiago Uribe.

El último ataque, que colmó la paciencia del ex presidente, fue en el marco del llamado foro internacional “Haciendo la paz en Colombia”, celebrado esta semana en Buenos Aires, en el cual Pérez Esquivel sostuvo que Uribe "no tenía vocación de paz" y lo acusó de mantener "vínculos con paramilitares", cantaleta que repitió en cuanto medio radial colombiano lo buscó, con ese ánimo amarillista y escandaloso que tanto hemos criticado. Con toda razón, el doctor Uribe, a través de las redes sociales, lo acusó de “promover el terrorismo”, de “hacerle mandados a las Farc” y de actuar como un “difamador al servicio de terroristas colombianos”, y de contera, presentó ante la Fiscalía una denuncia por injuria y calumnia contra el argentino, pues, como dice su apoderado, Jaime Lombana, es la única manera de que brille la verdad y se restituya la honra del ex presidente Uribe, con quien los colombianos debemos solidarizarnos en momentos en que es víctima de la gavilla de la extrema izquierda internacional.

1 comentario:

  1. no sean pendejos hijos de putas, colombia quedo peor con urive es lo peor que le pudo pasar, fue gobernada por 8 años por un narcoparamilitar es el numero 82 en la lista klinton. pendejos..

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