miércoles, 13 de abril de 2011

Tan bueno cuando había seguridad

Juan David Escobar Valencia
Elcolombiano.com

"El colmo de la estupidez: aprender algo que luego se va a olvidar" . Erasmo de Rotterdam

No soy quién para poner en duda la teoría de Maslow que jerarquiza las necesidades del individuo y sugiere que la satisfacción de las necesidades fisiológicas es previa a las de seguridad, pues ya Clayton Alderfer decidió ponerlas en el mismo nivel. Pero si no es el individuo el centro de la discusión sino la comunidad, tal vez sea la seguridad el elemento fundamental que la garantice como lo plantea un documento del interesante proyecto de IBM®, " Global Innovation Outlook ", cuando dice que: "La sociedad debe su misma existencia a la necesidad humana básica de la seguridad colectiva. De esta manera, la seguridad y la sociedad son sinónimas. Sin la una, la otra deja de ser".

No voy a llenar esta columna con cifras que otros con más tiempo y espacio pueden hacer mejor que yo, sino a mencionar el sentimiento, ni imaginario ni infundado, de inseguridad que todos los días se acrecienta más en este país, así los altos mandos militares o el complaciente con su pariente en la Casa de Nariño, periódico capitalino, quiera soslayar.

Lo que está ocurriendo con la seguridad de Colombia es serio y preocupante, máxime cuando las calificadoras de riesgo se demoran en subir las calificaciones, pero no en bajarlas. ¿Sabe usted el número de miembros de la fuerza pública muertos desde hace unos meses? ¿Sabe usted por qué las fuerzas militares no quieren combatir como antes? ¿Hace cuánto tiempo no sabíamos de un ataque guerrillero masivo a un pueblo indefenso, de voladuras de torres de energía o de oleoductos? ¿Sabe desde cuándo se reactivaron los asaltos en las carreteras? ¿Sabe cuántos atracos y robos, los que se reportan, han ocurrido en los últimos meses en Medellín y cuántas bandas delincuenciales y narcotraficantes tiene la ciudad imparable? ¿Ha sabido a cuántas personas asaltan diariamente con escopolamina en esta ciudad? Si quiere "dormir tranquilo", mejor no averigüe, pero cuando salga por la mañana de su casa, "no se duerma".

¿Será que como a la élite del altiplano cundiboyacense ya no la secuestran en sus fincas de recreo, volvieron a pensar que lo que hay es una guerra lejana y para los de ruana?

Pero si esto es grave, porque "el miedo es el peor de los sentimientos colectivos" como dijo Émile Herzog, peor es la amnesia de la dirigencia. ¿Cómo hizo tan rápido el anterior Ministro de Defensa para olvidar lo que parece no aprendió del todo? ¿Por qué su antiguo jefe directo ahora les está recortando el presupuesto a quienes lo ayudaron a ser presidente? ¿En dónde embolató el acuerdo con EE.UU. para el uso de las bases militares que nadie lo encuentra? Una amnesia tan veloz y selectiva, casi como la de su ministro de "cambios radicales", es digna de una investigación médica, pero si a uno se le olvida quién era el blanco de sus ataques durante años e instantáneamente loconvierte en su "nuevo mejor amigo" en un solo segundo, lo que hay que investigar son los desconocidos efectos secundarios de ponerse una banda presidencial tricolor.

Afortunadamente la plaga de la amnesia no se transmite tan rápido y los nueve millones que votamos por él no olvidamos por qué lo hicimos, y esperamos que él no olvide quiénes y qué lo hicieron presidente.

2 comentarios:

  1. Y a mi que me importa!!!
    Dejen de tramar, lo que pasa es que extrañan la corrupcion de su amiguito el paraco!!

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